La clivia es una planta originaria de Natal (República Sudafricana), donde crece a la sombra y protegida de los rayos del sol. Se tata de una especie muy decorativa y llamativa por sus vistosas y coloridas inflorescencias, principalmente de tonos rojos o anaranjado, aunque existen cultivares con flor amarilla. También son decorativas las hojas, cuando se emplea la planta formando tapices de numerosos individuos en jardines con abundante sombra, ya que son de un color verde lustroso intenso, existiendo también formas hortícolas con las hojas variegadas.
Precisa sustrato compacto y nutritivo, lo ideal es sustrato arcilloso enriquecido con materia orgánica y parte de arena. Durante la fase vegetativa se riega abundantemente, aportando abono frecuentemente. Se trasplanta a los 2-3 años, siendo recomendable sustituir en parte el sustrato, por suelo nutritivo y fresco.
La ausencia de floración, que en ocasiones sucede en la plantas cultivadas en jardines, puede ser debida a que la planta ha pasado el invierno en una habitación muy caliente (la temperatura es preferible que oscile entre los 8 y los 15ºC), o ha sido colocada al sol durante todo el día o completamente a la sombra.
Es cultivado principalmente en maceta, en zonas abrigadas pero con luz, aunque en climas cercanos a la costa se puede observar plantado en los jardines, en zonas umbrosas o media sombra.
Se puede multiplicar por semillas, o más fácilmente por división de la mata.
Clivia miniata, cultivar de flores amarillas
Clivia miniata
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